Todo actor, actriz, cineasta y profesional del mundo cinematográfico aspira a caminar sobre la alfombra roja desplegada en las 24 gradas del prestigioso Festival de Cannes que roba las miradas durante el mes de mayo. Este Festival surgió como alternativa a la Mostra de Venecia, otro renombrado festival de cine. En 1938, el Festival Internacional de Cine de Venecia se tornaba parcial y se respiraba la influencia fascista en la selección y premiación de las películas nominadas. Fue entonces que el escritor y diplomático francés, Philippe Erlanger, incitó a crear otro festival internacional en el que se respire imparcialidad y libertad de influencias políticas para consagrarse pura y exclusivamente al séptimo arte.
Este año como todos, desde 1946 que fue su primera versión efectiva después de la II Guerra Mundial, Cannes se vistió de glamour. El Festival de Cannes maneja un presupuesto de una veintena de millones de euros provenientes de fondos públicos y socios colaboradores como Renault o L'Oreal. El festival representa para las marcas de moda de lujo una vitrina internacional. Bajo la exigencia de “Esmoquin y traje de noche”, las marcas famosas prestan vestidos, trajes y joyas a las celebridades del cine. Para dichas marcas, el festival puede incluso generar estrés ya que la competencia está siempre presente para enamorar y ganarse la preferencia de los famosos.
El 1ro de mayo de este año, se estrenó la película francesa “Un p´tit truc en plus”, “algo extra” en español, del director Victor Artus Solaro. Esta comedia, de cuyos catorce principales actores/comediantes diez tienen una minusvalía, sobrepasa las 10 millones de entradas al día de hoy. Si bien dichos actores tienen otras condiciones de salud, el argumento de la película no trata sobre la diferencia en sí, sino sobre un campamento de verano en el cual dos atracadores de una joyería se colaron en el grupo de personas con discapacidad que justo subía al bus en dirección al campamento. Artus cautiva al público con humor y sensibilidad. La actuación sobresaliente de esos actores y actrices en su mayoría aficionados y principiantes fue aplaudida por más de veinte millones de palmas. Son muy pocas las películas con semejante éxito. Aunque la película no se presentó en competición en el Festival por la Palma de Oro, su equipo fue el gran invitado.
Este año como todos, desde 1946 que fue su primera versión efectiva después de la II Guerra Mundial, Cannes se vistió de glamour. El Festival de Cannes maneja un presupuesto de una veintena de millones de euros provenientes de fondos públicos y socios colaboradores como Renault o L'Oreal. El festival representa para las marcas de moda de lujo una vitrina internacional. Bajo la exigencia de “Esmoquin y traje de noche”, las marcas famosas prestan vestidos, trajes y joyas a las celebridades del cine. Para dichas marcas, el festival puede incluso generar estrés ya que la competencia está siempre presente para enamorar y ganarse la preferencia de los famosos.
El 1ro de mayo de este año, se estrenó la película francesa “Un p´tit truc en plus”, “algo extra” en español, del director Victor Artus Solaro. Esta comedia, de cuyos catorce principales actores/comediantes diez tienen una minusvalía, sobrepasa las 10 millones de entradas al día de hoy. Si bien dichos actores tienen otras condiciones de salud, el argumento de la película no trata sobre la diferencia en sí, sino sobre un campamento de verano en el cual dos atracadores de una joyería se colaron en el grupo de personas con discapacidad que justo subía al bus en dirección al campamento. Artus cautiva al público con humor y sensibilidad. La actuación sobresaliente de esos actores y actrices en su mayoría aficionados y principiantes fue aplaudida por más de veinte millones de palmas. Son muy pocas las películas con semejante éxito. Aunque la película no se presentó en competición en el Festival por la Palma de Oro, su equipo fue el gran invitado.
Acercándonos al núcleo de este artículo, en una emisión radial Artus comentó sobre la negativa de algunas marcas de lujo contactadas a prestar y vestir a su equipo. Esas marcas explicaron que ya habían prestado todos sus trajes. En una emisión televisiva posterior, Artus argumentaba con una sonrisa dibujada en el rostro que seguramente los camiones de transporte de la mercadería de esas marcas debieron quedarse varados por ahí. Añadió que seguramente era más interesante vestir a Brad Pitt que a su equipo de comediantes. Sin embargo, el equipo de “Un p´tit truc en plus” sí que subió las gradas vestidos como las otras estrellas. Fue el grupo Kering conformado por: Gucci, Saint Laurent, Balenciaga, Alexander McQueen entre otras marcas que vistió a los actores. El grupo Kering fue al encuentro de Artus después de escuchar la emisión radial.
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De no haberse ofrecido como voluntario el grupo Kering para vestir a los actores, podría haber sido quizás la diseñadora guatemalteca, Isabella Springmühl Tejada, presente en el Fashion Week de Londres en 2016 bajo la categoría de diseñadora emergente. ¿Por qué ella? Pues porque diseña para diferentes morfologías considerando alguna condición en particular como la suya ya que Springmühl tiene trisomía 21. Lo acontecido en Cannes con Artus y su equipo nos interpela sobre la sociología de la moda en sus aspectos de influencia e identidad social. ¿En qué medida las marcas de moda diseñan para las diferentes morfologías? ¿Qué sentido toma la inclusión en la moda? ¿De qué va la moda exclusiva y la moda “inclusiva”? ¿En qué medida la estética encasilla las tallas? ¿Es esta estética ética?
¿Usted qué opina?
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